Harley, el Cubano que ha Podido Acceder a una de las 20 Terapias con CAR-T que se han Administrado en Canarias

POR REDACCIÓN

A veces (muchas) la vida se tuerce. Y cuesta mucho enderezarla porque, como suele decirse, vienen varias desgracias juntas. Pero incluso de las fatalidades se extraen cosas positivas. Con esa filosofía vive Harley Ponce (52 años), paciente con un cáncer hematológico que ha sido tratado con la novedosa terapia CAR-T.

Su historia no ha sido fácil. Era carpintero en Cuba, pero su mujer obtuvo la nacionalidad española gracias a sus abuelos y quiso venir a España. Harley vendió su negocio y se embarcó en la aventura, pero su mujer y su hijo habían venido de avanzadilla y antes de que él llegara ella decidió divorciarse. Harley llegó a Canarias de todas formas para intentar volver con ella y con su hijo, pero no fue posible y ellos se fueron a vivir a EEUU, dejando a Harley en Tenerife.

Eso fue hace ocho años y, para Harley, volver a Cuba no era una opción. «Vendí todo y empezar de nuevo allá era muy difícil. Cuba está mala y va de mal en peor», recalca el cubano. Se quedó solo en Tenerife y estuvo trabajando de forma intermitente en la construcción y cuidando a personas mayores. «Encontré otro señor mayor y le estuve cuidando sin contrato durante tres años y medio, hasta que me enfermé. Ya cuando me cayó la enfermedad tuve que dejar el trabajo», afirma.

Su enfermedad es el linfoma B difuso de células grandes (LBDCG), uno de los tipos más frecuentes de linfoma, que supone aproximadamente el 30% de los casos de linfoma no-Hodgkin. Se llama así porque tiene su origen en las células B (linfocitos), que son de gran tamaño, y tiene un patrón difuso de invasión de los ganglios linfáticos.

«Se me empezó a inflamar un testículo y ahí empezó todo. Fui al médico por eso y el urólogo me dijo que había mucho líquido y tenían que operar, pero el cirujano me hizo unas pruebas y dijo que no me iba a operar porque tenía ahí otro cuerpo extraño», explica Harley. Tenía otro cita con el urólogo pero nunca llegó porque se puso bastante grave. «Llevaba tres días sin comer porque todo lo vomitaba, hasta el agua. Vivía solo y ni me podía mover de la cama, así que llamé a un amigo y se presentó con otros dos amigos más y me llevaron al hospital. Cuando la doctora vio el vómito, que era color café, dijo que me quedaba ingresado y comenzaron las pruebas«, continúa el hombre.

UNA DETECCIÓN A TIEMPO, ANTES DE LA LLEGADA DEL COVID

El diagnóstico se hizo unos días antes de que comenzara la pandemia oficialmente en España, en marzo de 2020. Así que las cosas fueron aún más difíciles. «Le doy gracias a Dios que no cogí el Covid en esos primeros momentos. Siempre le digo a mis amigos que estoy vivo de milagro porque tuve la suerte de que me aislaran en un cuarto a mí solo y yo veía que se morían muchas personas por la pandemia, pero yo no me enfermé. Me habían puesto un tratamiento muy fuerte que me dejó las defensas bajas y cogí otros muchos virus, pero el Covid no», relata.

A Harley se le puso un tratamiento de primera línea quimioterápico para este tipo de cáncer. «En los cánceres hematológicos no se habla tanto de metástasis sino de cantidad de masa tumoral de algunos factores pronósticos, que él sí que los cumplía de alto riesgo. Respondió bien inicialmente al tratamiento de quimioterapia, pero en menos de un año vimos que el tumor en la sangre había vuelto», explica Álvaro Bienert, Facultativo Especialista Adjunto (FEA) de Hematología en el Hospital Universitario de Canarias (HUC), en Santa Cruz de Tenerife.

«En ese momento se le propuso otro tratamiento de quimioterapia según los estándares que tenemos en nuestro hospital, y se le hizo un trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos [células madre del propio paciente que se encuentran en la sangre periférica o en la médula ósea], con muy buena respuesta, pero al año volvió el cáncer», expone Bienert.

En este punto ya es verano de 2022 y ante esta segunda recaída el hospital tinerfeño contactó con el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrínel único centro en las Islas Canarias que ofrece la terapia CAR-T (desde 2019 precisamente con carácter excepcional, con la primera remesa de hospitales que accedieron en nuestro país, por «su singularidad al encontrarse en territorio insular»).

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